¿Qué desafíos económicos afronta ahora Cataluña?
– El principal es la reducción de su abultado déficit público, para lo cual se necesita un Gobierno responsable, algo que se ha complicado tras las elecciones pues Artur Mas tiene menos libertad que antes para elegir aliados. Lo más razonable sería que CiU pactase con el Partido Popular, pues el PSC y ERC tienen unas ideas respecto a los recortes muy diferentes a las de los nacionalistas.
Cataluña también tiene un grave problema de desempleo. Para resolverlo, necesitará la ayuda del Gobierno central, cuya reforma laboral empieza a dar frutos en un sector clave para la industria catalana como es el del automóvil. Además, debe impulsar la mejora de la competitividad de su industria para que aumenten sus exportaciones tanto a España, que es su principal mercado, como al resto del mundo. En esto será también muy importante el papel que jueguen los sindicatos.
¿Y qué pasa con su financiación?
– Cataluña no se puede financiar por sus propios medios, como ha demostrado el hecho de que ha tenido que pedir ayuda al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), articulado por el Gobierno central. Las elecciones, en este sentido, no han contribuido a que los inversores pierdan la confianza en el Ejecutivo catalán, pues ya la habían perdido antes. A la larga, esto se transforma en una mayor carga para el Gobierno central.
¿Les sucede lo mismo a las compañías privadas?
– A las compañías privadas no les favorece que haya inestabilidad política. Los posibles interesados en invertir en ellas pueden pensar que dicha inestabilidad puede afectar a los resultados de las empresas y que eso puede hacer más difícil que recuperen el dinero que presten. Por eso, CiU no debería introducir más elementos desestabilizadores en la economía catalana.
Fuente: La Razón