Asociación de Profesores Independientes: “Las escuelas públicas británicas crean niños amorales”

  • Según el presidente de la Asociación de Profesores Independientes, pasan más tiempo presionándoles para que obtengan buenos resultados que ayudándoles a distinguir entre el mal y el bien.
  • Sostiene que las escuelas de pago dedican más tiempo a actividades extraescolares, con un amplio plan de estudios más personal centrando en valores sociales y morales.

Las escuelas públicas británicas están creando niños amorales porque pasan más tiempo presionando a los niños para que obtengan buenos resultados que ayudándoles a distinguir entre el bien y el mal”, ha denunciado este jueves el presidente de la Asociación de Profesores Independientes, Richard Walden al diario ‘The Guardian’.escuelagb

Richard Walden también ‘echa en cara’ a los padres parte de la culpa en esta materia puesto que, a su juicio, “los únicos resultados que les importan son aquellos que crean valor añadido en términos de elevar el nivel académico de sus hijos más de la norma dentro de un grupo de edad concreto”.

Este ‘clima de miedo’ defendido por Walden fue rechazado por los directores de las escuelas estatales. La Asociación Nacional de Directores (NAHT) aseguró que no había ninguna evidencia de que los niños “que salen de las escuelas estatales fueran una generación amoral” y para ello tomaba como ejemplo a aquellos que habían provocado la situación de crisis financiera y que, en su mayor parte, habían sido educados en un colegio privado.

Walden afirmaba además que “la excesiva centralidad en las tablas de clasificación y en alcanzar altos niveles en el alumnado impiden a los maestros proporcionar a los niños una educación más enriquecedora en los valores morales que necesitan para la vida”.

Walden, director de la escuela Castle House, en Newport, sostiene que escuelas de pago dedican más tiempo a actividades extraescolares, con un amplio plan de estudios más personal centrando en valores sociales, la salud y una educación económica. Lo que permite a los alumnos “distinguir lo bueno de lo malo y lo verdadero de lo falso, y desarrollar su carácter”.

“La naturaleza de nuestras escuelas, con su respeto por la disciplina, el deporte, la cultura, la ciudadanía, la comunidad, la conciencia ambiental, la vida espiritual y la responsabilidad personal hace que los niños salgan de los colegios con la inteligencia emocional, la comprensión moral y la voluntad de hacer una contribución a la sociedad “, comentaba Walden.

“Estos valores no pueden ser medidos a través de las estadísticas, pero son las cualidades que las empresas quieren y que el mundo en su conjunto necesita”, añadía.

Walden asegura que obtener todos estos resultados “lleva tiempo”, pero que si se planta cara a la presión de los sistemas de clasificación por obtener altos niveles, se pueden crear individuos completos”.

El secretario general de la NAHT, Russell Hobby, afirmaba que “los valores no solo se encuentran en el plan de estudios, sino en la forma de enseñar, en las políticas de comportamiento, en los códigos de conducta y en la forma en la que los adultos tratan a los niños. A los docentes de las escuelas públicas les encantaría tener mayor tiempo para desarrollar actividades extraescolares, pero aun así educan en valores morales”.

Un portavoz del Departamento de Educación británico declaraba que “se está dando libertad a todas las escuelas públicas para ofrecer actividades extraescolares que ayuden a los niños a construir su carácter. Entre ellas están los encuentros deportivos, los concursos y foros de debate y las charlas de personas ajenas al entorno educativo”.

Seres calculadores e insensibles, principales efectos de una educación parca en valores

Seres calculadores, insensibles, insolidarios, incompletos y una sociedad en la que impere la ‘ley del más fuerte’. Estos son algunos de los efectos a los que podremos asistir en los próximos años si prescindimos de una educación parca en valores morales, según ha declarado a este medio el psicólogo y pedagogo, Valentín Martínez-Otero.

Para Martínez-Otero “una educación que se precie debe atender tanto la vertiente cognitiva, como la social, moral y afectiva del alumno. Se pueden quitar determinados aspectos sociales del alumno pero hay que buscar un equilibrio para que se consigan mejores resultados escolares en las disciplinas propiamente dichas”.

¿Cómo se educa a los niños en estos valores morales? Tiene que haber un diálogo sincero, un respeto, donde se asuma un número creciente de responsabilidades, se tomen decisiones compartidas, haya relaciones justas y cordiales y se integren a los niños en instituciones que no discriminen.

¿Se debe premiar a los niños en esta práctica? Hay que reprobar a los alumnos cuando se cometen inacciones inadecuadas y censurar sus acciones. Es necesario poner límites y establecer normas razonables y racionadas para que se reflexione sobre el motivo de las faltas. Todo ello con el fin de mostrar lo que es bueno en un clima verdaderamente moral.

¿Son responsables las familias de esta falta de moralidad? La vertiente moral, al igual que la cognitiva, se está descuidando en España. Nuestra política educativa se muestra insensible hacia la nueva coyuntura social y poco atenta al cultivo de estas vertientes.

Además, las familias tienen una responsabilidad fundamental en la formación moral y social de la educación de los niños. Si la familia falla, todo el proceso educativo se tambalea. Por ello, hay que promover el encuentro entre familia y escuela. Estamos en una sociedad que se enfrenta a una determinada crisis de valores y esto se extiende a la familia afectando a la educación de los verdaderos alumnos porque no se cuenta siempre con referencias y metas claras.

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